Después de aparcar el coche, nos dirigimos a la empinada cuesta.
Se quedaran inmediatamente encantados con la perspectiva que deforma la imagen del monte y que hace que parezca un enorme panettone en el cual se vislumbra un misterioso perfil humano, que muchos definen como el de Napoleón Bonaparte.
Entre la hierba, aquí y allí, florecen orquídeas salvajes y a lo lejos se distinguen las dunas de Piscinas en toda su inmensidad.
A pesar de que la cumbre está bastante cerca del punto donde comienza la excursión, el ascenso es bastante duro.
En las paredes rocosas se encuentran algunos bajorrelieves en cobre, que representan las paradas del vía crucis y nos recuerdan que, para mucha gente este ha sido, y aún es, un lugar de oración.
En el pasado sobre la cima del Arcuentu se encontraba el Castillo Erculentu, construido en la época medieval, debió de ser muy importante estratégicamente para la seguridad de la zona minera.
Cuando llegamos a la cima nos espera una agradable sorpresa, un pequeño bosque de encinas que ha elegido este rincón para vivir.
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